Más allá de los sectores clásicos y las empresas consolidadas –la región del ayer y del presente– hay otra Asturias que funciona con eventos en torno al ocio y al deporte, compitiendo en la liga mundial del diseño de videojuegos, sumándose a la revolución de los datos, impulsando las energías renovables y avanzado en ámbitos novedosos de la economía moderna. Sobre esa realidad acaban de poner el foco esta semana las jornadas económicas que cada año por estas fechas organiza LA NUEVA ESPAÑA en colaboración con la Facultad de Economía y Empresa para que los asturianos destierren el pesimismo y puedan mirarse en un espejo favorecedor. ¿Cómo se curan las graves dolencias de esta tierra, empezando por las demográficas? No hay otra receta: generando riqueza, una palabra que parece proscrita.
A Asturias lo que le sobran son oportunidades. No se trata del último eslogan del laboratorio de los consejeros áulicos, ni de otro de esos vacíos contenedores publicitarios de los políticos. Que Asturias es tierra para progresar lo certifica el último informe de cohesión de la UE, adelantado por LA NUEVA ESPAÑA. Aunque crece por debajo de la media de las 271 regiones europeas y figura a la cola en empleo, destaca por su potencial para recuperar trabajo gracias a la alternativa verde y digital. Todo lo que contribuya a que el Principado despegue debería constituir una prioridad absoluta. Las comunidades con menos problemas son aquellas con un rendimiento económico óptimo, en las que el impulso a la actividad viene acompañado de un relato ilusionante, no del lamento y la exigencia a los otros como constante.
El reto para revertir los desajuste que penalizan a la Asturias contemporánea no consiste en repartir equitativamente migajas sino en promocionar o atraer a las personas con talento e iniciativa, dispuestas a apostar por una idea, arriesgarse y crear valor sin perder la paciencia escalando una montaña de obstáculos. Las políticas públicas están dejando de lado a las clases activas, un olvido que nos desangra.
Los ponentes de “La Asturias que funciona”, las jornadas que acaban de clausurar la Facultad de Economía y Empresa y LA NUEVA ESPAÑA, lanzaron al público, en su mayoría jóvenes estudiantes, un mensaje: cada cual puede conseguir lo que se proponga, aunque no resultará sencillo. Las dificultades forman parte de un camino para los valientes y los inspiradores. Estupendos consejos para trasladar igualmente al ámbito de lo colectivo. Para alcanzar un propósito antes procede determinarlo. ¿Cuál es el del Principado? En un plano temporal corto llega un calendario electoral abigarrado. Buen momento para que los dirigentes clarifiquen y rubriquen compromisos que alejen a la región del ostracismo y la sitúen en la buena rueda. La de la prosperidad.
Asturias no funcionará si las leyes de Calidad Ambiental y Empleo Público en curso, que agilizarán miles de trámites y romperán el búnker de la burocracia, se atascan indefinidamente. Control y rapidez no parecen conceptos contrapuestos. Tampoco funcionará si alguien escribe los presupuestos en papel mojado, la red sanitaria no se adapta a las necesidades actuales, heredar aquí sigue costando más que en ninguna nación desarrollada y la recaudación de impuestos aumenta para financiar momios, exprimiendo a la empresa y a la clase media. Quién va a ahorrar en este panorama. Beneficiarios de subsidios rechazan trabajar para convertir su soldada transitoria en permanente, acaba de denunciar el propio gobierno socialista sin modo de finiquitar la picaresca.
Asturias funcionará cuando decida volcarse en desarrollar sus ventajas, mimando a quien emprenda, en vez de disparar demagógicamente contra los empresarios
Asturias funcionará cuando decida volcarse en desarrollar sus ventajas. Siendo un apreciado paraíso residencial y paisajístico, conserva a la vez un gran músculo fabril, en tránsito hacia horizontes limpios. La región, constatan desde Bruselas los datos de la Comisión, fue la que más contuvo sus emisiones procedentes de combustibles fósiles. Una prueba fehaciente de que no hace falta pelear la industria con el medioambiente. Algo en apariencia contradictorio se convierte en punto fuerte. Otro tanto ocurre con la población. Siendo el territorio con más personas envejecidas y que van a residir en soledad, la esperanza de vida alcanza los 84 años, bastante por encima de la media europea. Bien por condiciones climáticas, bien por factores sociales, una dicha de la que presumir ampliamente.
Estas ventanas de oportunidad se cerrarán sin una estrategia para saltar de la defensa al ataque. Para dejar de salir cada legislatura al campo a perder por la mínima, o a lo sumo a buscar el empate, y pasar a ambicionar una goleada épica multiplicando con decisión la oferta laboral y la innovación. Mimando a quien emprenda, en vez de disparar demagógicamente contra los empresarios, de continuar así las cosas otra especie en extinción. Invirtiendo más y mejor en la formación y educación de los asturianos, un proceso inagotable en la sociedad del conocimiento. Luego, constancia, flexibilidad y realismo. Nada lloverá del cielo. Nada vendrá dado sin el esfuerzo de los ciudadanos.