Se acaban de lanzar dos libros, hechos en Medellín que tocan esas fibras de lo que la comida nos mueve y los alimentos nos enseñan. Casa Tiz, lo mismo pero distinto habla de esos platos inolvidables en nuestras mesas mezclado con historias de vida de la periodista, esposa, mamá, cocinera y deportista Beatriz Gallo, más conocida en redes sociales como Casa Tiz y The cool book Vol. 3 reúne a un grupo de investigadores liderados por David Freyre, Juana Mesa y Laura Carvajal quienes exploran no solo el origen de los alimentos que consumimos, sino que van más allá y con expertos conversan alrededor del futuro de la alimentación desde diferentes perspectivas y campos del conocimiento. Ambas publicaciones hechas en Medellín y al alcance de todos.
Casa Tiz y una idea de años
Beatriz Gallo, o Tiz como es más conocida, no es chef, ni psicóloga, tampoco decoradora, no estudió etiqueta ni protocolo. Eso dice la apertura del libro que acaba de lanzar esta periodista que dejó su carrera para asumir el papel de ama de casa a tiempo completo y con su cuenta @casatiz en Instagram, creada a sus 50 años, se reinventó y creo toda una comunidad que ahora materializa en un libro Casa Tiz, lo mismo pero distinto.
“Yo quería que toda esa fuerza tan divina que tenemos en Instagram se viera identificada en este libro que fuera como una extensión de esa página de Instagram. En el libro comparto lo que comparto en Instagram, porque esas recetas las encuentran en mi página normal y en mi blog inclusive, pero es distinto porque en estos capítulos de 12 historias, amplío más las recetas, hay otras fotografía y más de esta historia”.
Este libro está en su cabeza desde hace 25 años, cuando viviendo en Indianapolis, Estados Unidos, enviaba correos electrónicos a la familia, dirigidas a su hermano Mauricio para que las compartiera: “La secretaría en la oficina de mi hermano ya sabía, se lo imprimía y se lo ponía en el escritorio y eran las cartas mías mensuales contando, llovió, no llovió, hablé inglés, las clases, los niños, crecieron, gateando, la fiebre, el colegio, esto es muy duro, el mercado, se me quemó, etcétera”. En un momento dado se dio cuenta de que tenía un montón de cartas que vistas a vuelo de pájaro creaban un buen relato.
A esas historias se unían las recetas y la comida, que al fin y al cabo es la vida misma, “es una combinación muy bonita de lo que somos nosotros, la mesa y los momentos alrededor de la mesa”. Por eso ella no define su libro como uno de recetas exclusivamente, “es la importancia que nosotros le damos a las raíces, de volver a lo nuestro, de nunca olvidarnos de Colombia por más que vivimos tantos años fuera, de inculcar esos valores tan importantes”.
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Sobre la comida
A Beatriz la marcaron los desayunos, almuerzos y comidas con sus tías monjas, sus tíos curas y su mamá tocando la campana. En su libro se encuentra la receta de la carne en polvo, ese nombre tan local que se le da a la carne bien molida; también está el arroz o los frijoles de la mamá, esas recetas que pasan de generación en generación y que se han perdido con los años. Entonces se mezclan sus historias de vida con las recetas y algo muy importante, las imágenes.
“Yo tenía muy claro qué fotos quería que fueran doble página, como la sopa de cura en vereda, por ejemplo, los frijoles, la comida de acción de gracias, en fin”. De igual manera narra su versión de la feijoada, de sus épocas cuando vivió en Brasil, o platos como la farofa, porque aclara que no es un libro solo de comida antioqueña porque viviendo tantos años por fuera del país que había que incluir lo que en su mesa servía, independientemente del lugar. La mesa siempre como protagonista.
Escribir este libro le generó miedo, “primero porque no soy escritora, segundo porque si Cazatiz me da mucha fuerza y esos seguidores tan divinos, pero al fin y al cabo yo no soy nadie. O sea, yo soy una mamá que está escribiendo un libro, una ama de casa que está compartiendo su historia y me daba mucho miedo exponer y exponer a nuestra familia. Ellos obviamente estuvieron de acuerdo en que esta historia fuera contada”. La respuesta de sus seguidores ha sido muy especial, “recibo mensajes de todas partes, de Colombia y de muchos países. ‘Tiz me identifico, tiz te felicito’. Ha sido maravilloso”.
Para Beatriz este libro es humano, con historia muy reales y eso sí con la comida que cualquiera puede hacer en casa. “Es una edición limitada, nos quedan muy pocas copias de esta primera impresión y ya estamos reimprimiendo. Es un libro para hombres, mujeres, separados, adolescentes, las recetas son muy fáciles”.
Un vistazo al mundo de los alimentos
David Freyre y Juana Mesa llegaron al mundo del diseño de alimentos por una mezcla de curiosidad, inconformismo, inocencia y como ellos mismos lo dicen en el prólogo de su libro The cool book Vol. 3, “por mucha ignorancia porque del mundo del alimento tenemos más preguntas que respuestas. Mucha fascinación. Muchas ganas”.
“No es un libro de cocina, es más una exploración de lo que está pasando en el mundo alrededor de los alimentos. Son las tendencias en los alimentos, una investigación de lo que está pasando en cuatro grandes puntos claves: el origen, la transformación del alimento, las marcas alrededor de los alimentos y las experiencias”, cuenta David.
Es un libro hecho en Medellín, pero que abarca alimentos de todo el mundo. “Queríamos hacer énfasis en tener casos colombianos y locales porque acá también están pasando cosas muy interesantes, pero lo contrastamos también con iniciativas que están pasando en otras partes del mundo. Entonces es una mirada también global y local, que abarca las dos visiones”.
En el libro hay también personajes invitados como el chef Juan Manuel Barrientos, Pedro Echavarría, de Pergamino y Antonio Barrera, director del Food Design Festival. “Las entrevistas hacen parte de esta mirada tanto global con expertos a nivel internacional como Francesca Zamollo de Italia y Antonio Barrera de España, que son los nuevos abanderados de todo el tema de diseño de alimentos a futuro. También quisimos tener expertos locales en sus áreas como Juan Manuel Barrientos que ha hecho una exploración y una reinvención de la comida colombiana. Hay otro experto también en el tema de hongos, uno más en toda la parte de biodiversidad y ancestralidad del alimento colombiano”.
¿Qué encontraron?
En esta investigación a fondo encontraron una tendencia muy fuerte hacia la valoración del origen de los alimentos, “es decir, todo el tema de localidad, que el café venga de determinada locación o ciudad o pueblo en el mundo es algo a lo que se le está dando valor, ese valor de origen. También a todo el proceso y por eso vemos cómo surgen y se le da valor a iniciativas sostenibles, regenerativas, orgánicas. Desde tecnología también se está repensando muchos alimentos, ahora se está hablando de carne cultivada, fermentación o muchas réplicas, por decirlo así, de alimentos y de proteína animal que son reemplazados por proteínas a base de plantas”.
No se puede dejar de lado que hoy en día hay muchas iniciativas del reuso o valoración del residuo, como lo que se ha visto en Antioquia con el café. “Claro, hay industrias que generan muchos residuos y empresas que están tomando esos residuos y convirtiéndolos en nuevos alimentos o llevándolos a otros escenarios para darle valor. Es una intención mucho más grande en aprovechar toda la cadena de alimentos.
Este libro se consigue en la web del Grupo IMASD, grupoimasd.com y lo envían a cualquier parte del mundo. “Es un trabajo colaborativo entre un equipo de profesionales inquietos alrededor de este tema”, confirma David quien añade que la idea es plantear preguntas, cuestionar a las personas sobre cómo es su alimentación, “de dónde vienen los alimentos que consumimos, cómo se transforman, porque lo que encontramos es que no tenemos esa conexión tan directa con los alimentos y necesitamos recuperarla, entenderla para poderla transformar”, concluyó.