Entre los detractores del ayuno y sus defensores, puede que se abra un debate sobre si es o no esencial desayunar cada mañana. Ahora, dejando al margen esa disyuntiva, lo que está claro es que debemos cuidar lo que tomamos para dar a nuestro organismo lo que necesita y no lo que le hemos enseñado a que le apetezca. Si hacemos la prueba y googleamos la palabra desayuno en el buscador, nos van a asaltar miles de imágenes de desayunos muy apetecibles pero poco saludables.
El croissant, la tostada con mermelada, el zumo de naranja... ¿Te suenan? Son referencias clásicas en el desayuno que no están entre las recomendaciones de los expertos. Según Harvard, un desayuno saludable debería centrarse en alimentos ricos en proteína, fibra, vitaminas, minerales y grasas saludables evitando los azúcares simples, la sal y las grasas de mala calidad. Es decir, nada de lo que habíamos imaginado antes.
Cómo hacer el desayuno más rico y sano
Según Monique Tello, experta en nutrición y dietética colaboradora de la Universidad de Harvard, el pan blanco, embutido, cereales procesados, zumos, lácteos y batidos edulcorados deberían suprimirse de cualquier desayuno. Todos estos alimentos comparten una misma característica: el azúcar. Tomarlo de cadena simple es contraproducente en cualquier momento del día, por ello, algunos especialistas como Ana Jiménez, farmacéutica y nutricionista natural y holística, co-fundadora de EPCO Wellness recomiendan obtener la glucosa necesaria de fuentes naturales, es decir, a través de frutas. La experta de EPCO Wellnes, por ejemplo, aboga por cortar una pera y una papaya en trozos y acompañarla de bebida vegetal caliente con canela espolvoreada por encima como modelo de desayuno saludable. Y acompañarlo de una o varias infusiones antes, durante o después de comerlas.
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Harvard, además de eliminar los azúcares simples, añade otras tres pautas más para que el desayuno sea nutritivo para el organismo que son:
- Incluir una buena ración de proteínas saludables. Te interesa incluir huevos (que no sean fritos), lácteos como el yogur natural bajo en grasa, legumbres, carnes magras o fiambre con el mayor porcentaje de carne posible, tipo pechuga de pollo o pavo cocida o asada.
- Apostar por las grasas saludables. Una dieta sin grasas es una dieta que cojea. La grasas son un macronutriente esencial que no podemos eliminar. En el desayuno pueden entrar a través de frutos secos y semillas (sin aditivos y crudas), aceite de oliva virgen extra, salmón ahumado o aguacate.
- Entero, sin pelar y sin procesar. Aplica la regla de lo integral a todo: fruta, cereales, granos, muesli... cuanto más natural y original, más saludable.